Un café colombiano con mucha personalidad, tostado oscuro y molido para darle un sabor, cuerpo y aroma intenso. A través de nuestra plataforma puedes conseguir café La Bastilla en bolsa de 450 g. Tiene diferencias que lo hacen único y le otorgan un intenso sabor, cuerpo y aroma.
El Café La Bastilla viene con más sabor y más color para que rinda mucho más. La deliciosa bebida de gran tradición que nos acompaña desde hace muchos años, tiene un nuevo perfil de taza, un café de sabor más intenso con más color y aroma, que te dará el toque ideal para disfrutarlo todos los días.
Los granos de café son cuidadosamente cultivados, cosechados y seleccionados, y luego procesados para darle su característico aroma y sabor. Ingresa a nuestra plataforma para comprar una bolsa de este café con historia en Colombia.
La Bastilla, café con historia
De la historia de Café La Bastilla, es justo decir que conocen el café. Acompañan el día a día de los colombianos en cada despertar, en cada día y al final de cada comida desde 1919. Sus granos de café son cuidadosamente cultivados, cosechados y seleccionados, y luego procesados para darles su característico aroma y sabor. Este café tostado y molido llega a la mesa de millones de colombianos que lo preparan y disfrutan hasta la última gota. Para hablar de esta marca hay que remontarse cien años atrás, ya que es importante conocer su historia para entender hasta dónde ha llegado.
El café La Bastilla ya estaba ahí, en ese lugar especial que aún permanece en la memoria de los colombianos, cuando llegó el ferrocarril, la radio, la aviación y la televisión. La Bastilla ya estaba allí en ese momento de la historia de nuestro país en el que aparecían nuevos caminos y, con ellos, se abrían camino nuevos sueños y nuevos retos.
Son más de cien años acompañando el progreso de nuestra tierra. El inconfundible aroma y sabor de La Bastilla ha estado presente en las plazas de los pueblos los días de mercado, en la cocina de la abuela que espera a sus nietos con pan fresco, en las reuniones de trabajo en los centros de negocios de nuestras pujantes ciudades, en el mostrador de al lado a una computadora donde se escriben las últimas páginas de una tesis de un futuro profesional.
La Bastilla estuvo presente cuando se empezó a hablar de nuestro café en todos los idiomas y llegaron muchos extranjeros de todo el mundo para conocer las montañas de donde procedía. De un momento a otro, los colombianos empezaron a ser noticia en el ciclismo, el fútbol, la música, la literatura y ahora, la gastronomía. Cuando llegaron los tiempos modernos y el mundo se globalizó, las computadoras, el internet y los celulares aparecieron en todas las casas, pero en nuestra tierra seguimos conservando el amor por lo tradicional, por el sazón de la abuela, las natillas y buñuelos en Navidad, el secreto amigo para compartir regalos y el viaje por el río en vacaciones. Aun así, por mucho que cambien los tiempos, hay cosas que siguen siendo parte de nuestra esencia, de nuestra tradición y de nuestra historia, como es el Café de la Bastilla.
Colombia, ubicada en un rincón de Sudamérica, es un país lleno de historias que contar, de diversidad cultural, de trabajo duro y, sobre todo, de gente apasionada por lo que hace. Cómo no sentirnos orgullosos de haber nacido en un país solidario, valiente, trabajador, forjado por nuestros abuelos, que nos acoge y nos abre los brazos a través de hermosos paisajes y altas montañas. La Bastilla es un café con tradición en nuestra cultura cafetera, con su famoso aroma, sabor y presentación. En cada taza de café La Bastilla está presente la pasión y el esfuerzo de miles de familias antioqueñas.
Como buen colombiano hay algo que se debe discutir cuando se habla de café. La bendición que fue para Colombia el éxito de su cultivo. En 1927 se crea la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia con el propósito de diseñar la política cafetalera, representar y defender los intereses de los numerosos cafetaleros, planificar e implementar programas de mercadeo y ventas, promover el mercado interno y las exportaciones, tecnificar los cultivos, crear infraestructura de servicios en zonas de grandes cultivos, realizando labores pedagógicas y mejorando la calidad de vida de las familias cafeteras. Con estos programas la producción y el número de colombianos que dependen del producto de estos granos de café ha crecido exponencialmente.
Los consumidores internacionales se han vuelto muy selectivos en sus gustos y muchos están dispuestos a pagar un buen precio por una libra de café de excelente calidad. Son muchos los factores que se toman en cuenta a la hora de elegir un buen café: la calidad, el origen, las condiciones de cultivo y todo el proceso que se hace para obtener los granos y luego el tostado y molido.
La Bastilla Coffee pone mucho énfasis en el orgullo que sienten por ser colombianos; por llevar amor y alegría en la sangre, contagiando a todo aquel que se cruza en su camino. Ser colombiano es lograr lo imposible, superar todos los límites, enfrentar las dificultades, luchar por los sueños y no dormir hasta cumplir el deber.
Ser colombiano es contar las historias de nuestros abuelos mientras nos tomamos un café, bailar hasta cansarnos, cantar ese gol que esperábamos a última hora y poner el alma en nuestro trabajo. Ahora bien, ¿por qué dicen en La Bastilla que son colombianos? Porque se despiertan antes que el sol para contemplar la salida del sol mientras toman un buen café y llevan los productos de nuestra tierra a la mesa de millones de personas, poniendo hasta el último ladrillo al final del día, porque ellos cuidan de los suyos. hasta el último momento del día. Los colombianos no solo somos únicos, somos buenos hasta la última gota. En Café La Bastilla se sienten orgullosos de su identidad y saben que su talento trasciende fronteras.
Un buen café se puede disfrutar a cualquier hora del día. En el desayuno, en la merienda oa media tarde; caliente para calmar el frío o helado si hace demasiado calor; la excusa perfecta para reunirse en familia o con amigos o simplemente disfrutarlo solo frente a un hermoso atardecer desde casa: el café es la bebida que siempre nos acompaña y genera bienestar.
Datos curiosos
Es el segundo producto más comercializado del mundo, después del petróleo, y se expandió por toda Europa tras llegar a Italia desde Etiopía. Llegó a Brasil en 1727 y hoy este país se ha convertido en el mayor productor de café del mundo, teniendo en sus tierras un tercio de la producción mundial. Fue recién a fines del siglo XVIII que las semillas fueron llevadas a Venezuela y luego expandidas a Colombia, donde se produce la variedad Arábica, conocida mundialmente por ser más aromática que la variedad Robusta. Si bien Estados Unidos y Alemania son dos de los países donde más café se compra, fue en Italia donde creció el mercado de las cafeterías, gracias al gran consumo de sus habitantes.
La palabra café proviene del árabe "qahhwat al-bun" que significa "vino del grano" y en el eje cafetero colombiano se ha aprovechado al máximo este mágico grano. Del cafeto se aprovechan las semillas secas tostadas y molidas, que contienen alcaloides como cafeína, teobromina, teofilina y trigolenina, además de compuestos fenólicos, ácidos orgánicos, esteroles, taninos y sales minerales.
De la cafeína, sustancia amarga que aparece en el café, se puede decir que es un compuesto químico alcaloide de la familia de las metilxantinas y que en su proceso de digestión y metabolismo humano se desdobla en compuestos que comparten algunas acciones farmacológicas de interés terapéutico, como como la relajación del músculo liso, principalmente en los bronquios. Este efecto brincodilatador mejora la oxigenación de los tejidos; también funciona como estimulante del sistema nervioso central, efecto que se manifiesta en la elevación del estado de alerta, eliminación de la somnolencia y mayor resistencia al cansancio, así como el estímulo del corazón que se expresa en el aumento de la la frecuencia cardíaca y de la fuerza de contracción del músculo cardíaco.
Marcas de café colombiano como La Bastilla contribuyen diariamente al crecimiento del país y al desarrollo económico de todas las familias que dependen de la producción de este grano. Lo han hecho durante cien años y lo seguirán haciendo hasta que colombianos y extranjeros dejen de disfrutar de esta bebida que, si somos sinceros, nunca pasará.
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